Tenemos la costumbre de pensar en el dolor como algo malo que hay que combatir y eso es lógico, porque a nadie le gusta sentirlo, así que lo natural es buscar la forma de aliviar el dolor.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el dolor puede ser un gran aliado de nuestra salud, ya que el dolor funciona como una señal de alarma que nos dice que algo no está bien en nuestro cuerpo y que debemos poner atención.
INDICE
Tipos de dolor
Primero que nada, es importante distinguir entre los diferentes tipos de dolor. No es lo mismo un fuerte dolor surgido repentinamente, por ejemplo en el estómago o la zona de los riñones, que requiere atención médica inmediata; que un dolor crónico, por ejemplo muscular o a causa de la artritis.
En estos últimos casos podemos estar ante malestares de larga duración y es ahí cuando encontrar formas de aliviar el dolor que sean alternativas o complementarias de las medicinas, se vuelve más importante.
El dolor crónico afecta nuestra calidad de vida, hace que perdamos alegría e incluso puede desencadenar depresión. Afortunadamente existen varias técnicas para aliviar el dolor que son perfectamente compatibles con los tratamientos médicos necesarios según el caso.
Estas técnicas son excelentes herramientas no sólo cuando tenemos algún dolor crónico, sino también para aliviar el dolor ocasionado por problemas de salud puntuales, así como por el estrés, la tensión o por lesiones musculares, por ejemplo.
¿Cómo aliviar el dolor sin medicinas?
1.Terapia frío – calor
El método de aplicar frío o calor en las zonas afectadas por lesiones o dolores es uno de los más simples, rápidos, baratos y efectivos. El frío y el calor se usan principalmente para combatir dolores musculares y articulares, pero es importante saber cuándo es conveniente usar el frío y cuándo el calor, para no provocar más daño.
El frío, además de aliviar el dolor, disminuye el flujo de la sangre en la zona donde se aplica, y por tanto baja la inflamación y disminuye el edema. Estos efectos hacen que el frío sea más adecuado como respuesta inmediata cuando se produce una lesión.
Por su parte, el calor también es una excelente forma de aliviar el dolor porque relaja la zona afectada y aumenta el flujo sanguíneo acelerando el proceso de curación. Por tanto, el calor es más recomendable para aliviar el dolor crónico y especialmente cuando se trata de grandes músculos, en especial el trapecio y la zona lumbar. En estos casos el calor además de relajar el músculo y disminuir el entumecimiento, ayuda a recuperar la flexibilidad de músculos, ligamentos y tendones.
2. Acupuntura
Uno de los métodos de curación más antiguos y que ha perdurado a través de los siglos, es la acupuntura. Nacida en China, la acupuntura ha llegado al mundo occidental y cada día gana más seguidores. Mucha gente encuentra en este método tradicional asiático una buena forma de aliviar el dolor y sanar un importante número de males.
Las pequeñas agujas metálicas que se insertan en el cuerpo, tienen el objetivo de estimular los impulsos eléctricos del organismo. La acupuntura busca estimular al organismo para que libere mayor cantidad de sustancias analgésicas y antiinflamatorias, lo que tiene como consecuencia el alivio del dolor.
La acupuntura puede ser una muy buena técnica para aliviar el dolor crónico sin necesidad de recurrir a medicinas o como complemento a ellas. La acupuntura es especial para aliviar dolores de espalda, lesiones como tendinitis crónica o artritis y los dolores de cabeza o migrañas.
3. Ejercicio
Puede que hayas escuchado que el ejercicio es bueno para mantenerte en forma y para perder peso, pero quizá no sepas que es una excelente terapia para aliviar el dolor, especialmente el dolor provocado por problemas como artritis o fibromialgia.
La actividad aeróbica suave, es decir la práctica de ejercicios como caminar, nadar o montar en bicicleta, aumentan la resistencia muscular y la flexibilidad y están especialmente recomendados para quienes tiene problemas de lumbalgia, dolor del nervio ciático, artrosis y artritis.
Puede que te parezca justo al contrario y que esas enfermedades imposibilitan la práctica del ejercicio o pueden causar más dolor, pero no es así. De hecho es fundamental evitar el círculo vicioso de no hacer ejercicio porque hay dolor, ya que eso sólo producirá más dolor.
Por supuesto, en estos casos es fundamental contar con asesoría profesional. Es el médico quien debe recomendar el tipo de ejercicio (de fuerza, de flexibilidad, etc.) que es recomendable en cada caso y el nivel de intensidad con el que hay que practicarlo. Aumentar la fuerza muscular y la flexibilidad es una manera de aliviar el dolor.
4. Fisioterapia
Al igual que la acupuntura, los tratamientos de fisioterapia deben ser aplicados por profesionales expertos, ya que sólo ellos saben cuáles son los mejores ejercicios y masajes para aliviar el dolor, dependiendo de su origen y su ubicación.
La fisioterapia es una excelente forma de aliviar el dolor tanto si es crónico como si es ocasional. Muchos de sus tratamientos pueden resultar sorprendentes, ya que en ocasiones sentimos el dolor en una parte del cuerpo pero el especialista trata otra, ya que sólo él es capaz de identificar el verdadero origen del dolor y saber cuándo se trata de un dolor reflejo.
Por medio de ejercicios, la fisioterapia mejora la fuerza y la movilidad del cuerpo, lo que se traduce en una disminución del dolor, incluso del dolor crónico y en una mejor recuperación de lesiones.
La fisioterapia incluye el masaje terapéutico, que es especial para aliviar el dolor al eliminar la tensión de los músculos y las articulaciones, aliviando el estrés y la ansiedad.
5. Musicoterapia
De todas las técnicas para aliviar el dolor sin necesidad de recurrir a medicinas, la musicoterapia quizá sea la más fácil, barata, agradable y más al alcance de todos en cualquier momento.
Aunque ya pueden encontrarse centros especializados en musicoterapia que proponen bailar, cantar o tocar algún instrumento como medidas terapéuticas, la verdad es que no es necesario acudir a un profesional para beneficiarse de la música como terapia contra el dolor. Cualquiera, en su casa o donde lo prefiera, puede sacarle el mejor partido.
Algunos estudios sostienen que cuando escuchamos música, especialmente la música que nos gusta, nuestro cerebro se concentra en ella, se relaja y por tanto deja de prestar tanta atención al dolor físico, lo que hace que su percepción disminuya. Es quizá el vínculo emocional que tengamos con la melodía lo que mejor nos ayuda. Si nos evoca momentos agradables, hermosos recuerdos o nos lleva a pensamientos positivos, con toda seguridad estará influyendo positivamente sobre nuestro cuerpo.
Incluso entornos médicos y hospitalarios ya recurren a la música como una forma de aliviar el dolor, como complemento a los tratamientos médicos.
Y aunque hay quienes sostienen que la más efectiva es la música clásica, la verdad es que lo importante es elegir una música que de verdad disfrutemos, que nos produzca sensaciones agradables y que nos relaje o nos dé una buena dosis de energía (según lo que necesitemos en cada caso).
Recuerda: La música ayuda a aliviar el dolor, levanta el ánimo y alegra el corazón 😉
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