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Así influyen los hábitos y el pensamiento en el envejecimiento celular

Ciencia, Estilo de vida, Salud y Bienestar

envejecimiento celular, influencia de hábitos y pensamiento

Quizá has oído este término en infinidad de ocasiones pero realmente no te has parado a pensar de verdad lo que significa el envejecimiento celular y mucho menos, en el hecho de que tus hábitos y, más aún, tus pensamientos, pueden influir sobre ese proceso. Pero así es.

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Un proceso diario

Aunque no seas consciente de ello, tu cuerpo está en permanente proceso de reinvención. Las células viejas mueren y dan paso al nacimiento de otras nuevas. Se trata de un proceso global, que ocurre en todos y cada uno de tus órganos, aunque a diferente ritmo (la piel es el órgano que se renueva con mayor rapidez). En general podríamos decir que cada dos años eres una “persona nueva”.

Pero, a pesar de que esa regeneración celular es permanente, cada vez que una célula se replica va envejeciendo. Es este desgaste celular el que ocasiona los cambios físicos que se asocian con el envejecimiento, desde las arrugas hasta los dolores y enfermedades asociadas a la edad.

Sin embargo, la buena noticia es que existen formas de ralentizar el envejecimiento celular y el deterioro de los órganos que éste implica.

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¿Por qué se produce el envejecimiento celular?

Puede que creas que el sólo hecho de cumplir años ocasiona el desgaste celular, pero eso no es del todo exacto. Una de las principales causas del deterioro físico que caracteriza al envejecimiento, es la acumulación de toxinas. Son las toxinas las que originan el envejecimiento y el deterioro de las células y, por tanto, el desgaste de los tejidos y los órganos del cuerpo.

Muchos de los alimentos que consumimos en la actualidad (especialmente los procesados y refinados) incluyen una importante dosis de toxinas, pero algunas de las que más aceleran el envejecimiento celular, las produce nuestro propio cuerpo. Los ejemplos más claros son el cortisol y la adrenalina, mejor conocidas como las hormonas del estrés.

Aunque el estrés no es malo en esencia, gracias a él reaccionamos de manera rápida en caso de peligro inminente, cuando las hormonas que produce (cortisol y adrenalina) están presentes en el organismo de manera crónica, se produce inflamación de las células. Dicha inflamación es la causa principal de las enfermedades degenerativas, incluyendo el cáncer y el deterioro de la memoria.

Por tanto, es el estrés físico, emocional o psicológico al que estamos sometidos de forma permanente (aunque no inevitable), el que perjudica y daña nuestro organismo.

Otra causa de envejecimiento celular es la oxidación o estrés oxidativo de las células, producido por los radicales libres. Cuando tu cuerpo no tiene la cantidad suficiente de antioxidantes que le permitan contrarrestar el daño causado por los radicales libres, poco a poco va perdiendo su capacidad de regenerarse.

El consumo frecuente de alcohol y azúcares refinadas aceleran también los procesos de inflamación y oxidación, y con ello el envejecimiento de las células. Algo que se nota en el aspecto físico (especialmente en la piel y en el peso corporal) pero que afecta especialmente al cerebro.

¿Cómo tus hábitos influyen en el envejecimiento celular?

La manera como vives cada día tiene especial incidencia en el grado de deterioro de tus células. Cientos de estudios científicos demuestran, sin lugar a dudas, que un estilo de vida saludable es fundamental para conseguir que las células se regeneren adecuadamente, produciendo nuevas células sanas y vigorosas.

Una de las claves es hacer ejercicio diariamente, ya que éste favorece la eliminación de toxinas. El movimiento hace que las toxinas lleguen de manera más fácil a los órganos encargados de procesarlas y eliminarlas. Pasar demasiado tiempo tumbados o sentados acelera el proceso de envejecimiento y eso se manifiesta, por ejemplo, en forma de deterioro de la masa muscular, la pérdida de equilibrio e incluso en incontinencia urinaria.

Otros hábitos saludables capaces de mejorar la regeneración celular son la meditación y la práctica del mindfulness (total atención al momento presente). Ambas mejorarán tu capacidad para gestionar el estrés, la ansiedad y las emociones negativas, lo que se traduce en el fortalecimiento del sistema inmunitario y en la revitalización del cerebro.

La alimentación es otro factor clave que influye directamente sobre la regeneración celular. Incluir en tu dieta diaria la cantidad necesaria de Omega 3 y antioxidantes protegerá a tus células de los efectos dañinos de los radicales libres.

El azúcar y el alcohol, tomados como una forma de capricho placentero de vez en cuando, no sólo están permitidos sino que son recomendables. Sin embargo, el abuso de estos productos es totalmente dañino. Aunque el azúcar produzca una sensación de bienestar y energía casi automática, a la larga produce inflamación en las paredes de los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de padecer Alzheimer, diabetes, artritis, infartos e ictus. El alcohol, por su parte, mata las células, afecta al corazón, al cerebro y a todos los órganos.

El poder del pensamiento

Un factor clave que muchos olvidamos cuando se trata del envejecimiento es la mente. Pero la mente es poderosa y, aunque no queramos admitirlo, nos convertimos en aquello que pensamos.

Si piensas que por el sólo hecho de haber cumplido más de 40 años, los procesos de envejecimiento y deterioro (de tus células y por tanto de tu cuerpo) son irreversibles, mejor piensa otra vez.

No aceptes como válida la idea de que el deterioro es parte normal del envejecimiento. Como deja claro la Dra. Christiane Northrup en su maravilloso libro Las Diosas nunca Envejecen: “Adopta una mentalidad sana e intemporal de manera que puedas programar a tus células para que ellas también estén sanas y el paso del tiempo no las afecte.”

Recuerda siempre que tus pensamientos juegan un papel fundamental en tu salud y en tu longevidad. El Estudio Ohio sobre Jubilación y Envejecimiento descubrió que las personas con percepciones positivas acerca del envejecimiento viven, de media, siete años y medio más que aquellas que carecen de esas percepciones.

Tanto si tu idea sobre envejecer es positiva como si es negativa estarás afectando a tu calidad y esperanza de vida. Los pensamientos positivos contribuyen a mantener el colesterol, la tensión arterial e incluso el índice de masa corporal, bajos. Está científicamente comprobado que lo que pensamos afecta directamente a nuestra salud y a nuestra supervivencia.

Así que ten mucho cuidado con tus pensamientos. Elige pensamientos positivos, si quieres vivir más y mejor.

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