Las canas, al igual que las arrugas, son una de las señas más visibles del paso del tiempo. Aunque existen casos en que el cabello empieza a canear de manera prematura, incluso en la adolescencia, en general la mayoría de nosotros descubrimos las primeras hebras blancas en nuestra cabeza al final de la década de los treinta o a inicios de los cuarenta.
Las primeras canas son una anécdota y, “no hay problema” mientras podamos “pillarlas a tiempo” y arrancarlas… yo solía hacerlo al principio 😉
Sin embargo, llega un momento en que dejan de ser unas pocas, y quitarlas ya no es una opción. Entonces llega el momento de que te plantees ¿qué hacer con las canas? ¿ocultarlas o atreverte a lucirlas sin complejos?
La gran mayoría (por lo menos hasta hace poco tiempo) sólo aceptábamos como única solución válida la de ocultarlas, así que el tinte se vuelve nuestro mejor aliado (especialmente en el caso de las mujeres), para ocultar esos cabellos blancos y, de paso, retrasar lo más posible la sensación de estar envejeciendo.
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¿Por qué ocultamos las canas?
Puede que te hayas dado cuenta de que últimamente muchas personas corrientes y, especialmente, personajes públicos (en su mayoría del mundo del espectáculo) han decidido lucir su cabello al natural, incluyendo sus canas y me refiero por supuesto a mujeres.
En el caso de los hombres las cosas son distintas, son pocos los que recurren a tientes para ocultar sus canas. Ellos saben lucirlas con orgullo y a ello contribuye el hecho de que socialmente se califica a los hombres canosos como atractivos o interesantes. Vamos, que las canas en hombres son muy bien recibidas.
Pero con las mujeres las cosas son diferentes. Una mujer canosa proyectaba, hasta hace nada, una imagen de descuido, tristeza y hasta infelicidad. “Pobre mujer, que ni siquiera se arregla el cabello… se la ve tan vieja y descuidada”.
Un mismo hecho: un cabello blanco, valorado de dos formas completamente opuestas, dependiendo de si quien luce las canas es un hombre o una mujer.
Creo que precisamente por eso las mujeres, mayoritariamente, hemos aceptado que “es necesario” pintarnos el cabello cuando empieza a salpicarse de blanco. De algún modo “ralentizamos” el reloj ocultando uno de los signos más evidentes de la edad, porque en realidad no queremos envejecer. Y con ello evitamos también las críticas despiadadas de los demás.
Aceptar la edad con todo lo que implica
Llega un momento en nuestras vidas, yo diría que a partir de los 50, que se vuelve complicado aceptar nuestra edad. Es un cambio que no conseguimos interiorizar del todo. Nos seguimos viendo a nosotros mismos como los veinteañeros o treintañeros que fuimos, sin embargo, aparecen los primeros achaques, las arrugas de nuestro rostro se van acentuando y por supuesto, nuestro cabello va cambiando inevitablemente de color.
Puede que pienses que pintarte el cabello no tenga nada que ver con aceptar o no tu edad, que se trata sencillamente de un tema de estética. Yo también pienso… o pensaba lo mismo. Sin embargo, mientras más reflexiono sobre ello creo que no es sólo estética. Vivimos en una sociedad que ha trastocado los conceptos antiguos sobre la vejez, cambiando la idea del viejo = sabio, por la del viejo = decrépito. Y es ese cambio de paradigma es el que inconscientemente nos empuja a intentar alejarnos lo más posible de la vejez. No queremos envejecer y nada que muestre lo contrario es bueno.
Por supuesto pensarás que si eso fuera así entonces los hombres pintarían sus cabellos con tanta frecuencia como lo hacemos las mujeres. Pero no olvides que vivimos en una sociedad que juzga diferente a hombres y mujeres. Lamentablemente todavía hay cosas que se permiten (o incluso se aplauden) en hombres y que están prohibidas o se juzgan mal en mujeres.
Estoy convencida de que este es uno de los motivos por el que ahora mucho más mujeres se “revelan” y deciden lucir su cabello al natural, cuidando sus canas con esmero, para así demostrar que tienen el mismo derecho que los hombres a ser consideradas atractivas e interesantes por como son, cabello blanco incluido.
La nueva tendencia de lucir las canas con orgullo
Afortunadamente cada vez hay más mujeres valientes que han empezado a nadar contracorriente reivindicando el valor de su edad, de sus arrugas y de sus canas.
Esta nueva tendencia de lucir las canas es una reivindicación que va más allá del color del cabello y me atrevería a decir que poco tiene que ver con eso. Dejarse el cabello blanco y cuidar las canas significa “acepto mi edad, acepto quien soy y tengo un valor que va más allá del color de mi cabello”.
Y es allí donde está lo verdaderamente importante.
Los mayores de 50 somos una generación con poder y valor. Somos mayoría en el mundo y estamos dispuestos a poner las reglas. Y las mujeres nos negamos cada vez más a aceptar que otros nos digan “cómo debemos lucir”.
Puede que llevar el cabello blanco (y no me refiero a algunas artistas jóvenes que simplemente se lo decoloran como parte de su estilo trasgresor) dejando que las canas crezcan en libertad sea una moda temporal, pero lo que creo que está claro es que está definiendo una tendencia: la tendencia a elegir cómo queremos lucir y que esa elección no tenga necesariamente el significado de vejez y decadencia.
Recuerda….
Tú eliges. Y cuando lo hagas piensa en ti exclusivamente, en tu comodidad y en tus deseos, no en lo que otros puedan pensar de ti. Cubrir las canas o lucirlas sin disimulo debe ser una decisión exclusivamente tuya.
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