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Nuestra propia longevidad, un desafío lleno de oportunidades, siempre que nos planifiquemos

Actualidad, Pensamiento positivo, Salud y Bienestar

longevidad un desafio lleno de oportunidades

Muchos de nosotros cuando escuchamos la palabra longevidad en lo primero que pensamos es en la vejez en el sentido más negativo de la palabra, casi como sinónimo de decrepitud, decadencia y falta de ilusión.

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Ser anciano o ser viejo

Como diría el escritor Ezequiel Ander Egg, existe una diferencia entre ser anciano y ser viejo.

Según este pensador “la palabra viejo sirve para hacer referencia a personas de la tercera edad que, estando vivas, se han transformado en una especie demuerto civil’. Despegadas de la vida, viven como si ya no tuvieran nada que hacer y, a veces, sin tener siquiera ganas e ilusión para vivir. Un anciano, en cambio, es una persona que sigue siendo vital y entusiasta, cualquiera que sea su edad. Añade vida a su vida, tiene proyectos y tareas que realizar, mantiene la ilusión de vivir; sigue aprendiendo cada día nuevas cosas.”

Esto nos pone ante un gran desafío, el de nuestra propia longevidad, que nos obliga a tomar una decisión vital. En qué grupo queremos estar nosotros, en el de los viejos o en el de los ancianos? Si la respuesta es que queremos estar en el segundo grupo, eso implica que tenemos que prepararnos y cuanto antes empecemos mejor.

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¿Qué significa la longevidad en estos tiempos?

El significado actual del término longevidad no sólo se refiere a una vida larga, sino también a las nuevas necesidades que surgen debido al aumento de edad de la población y al número de personas mayores. El mundo está cambiando rápidamente y el número de personas mayores que lo habitan empieza a tener un peso crucial en la sociedad, trayendo consigo grandes cambios.

Se estima que antes de 2050 la población mayor de 65 años será incluso mayor que la de niños menores de 5 años, lo que representará un enorme cambio social, político y económico.

Haciendo cálculos caí en la cuenta de que el 2050 está a la vuelta de la esquina y que yo formaré parte de ese grupo de gente muy mayor pero todavía con años por delante, por lo menos eso espero, así que eso de prepararse para llegar a ese momento me resulta especialmente importante.

Nuestra esperanza de vida o longevidad, ha aumentado exponencialmente y eso exige que cada persona de forma individual y también la sociedad en su conjunto, estén preparadas para ello. Un mundo de gente mayor con necesidades especiales pero también con mucho que aportar y con grandes expectativas y deseos de hacer cosas útiles, es un enorme desafío.

Longevos con calidad de vida

La calidad de vida de los adultos mayores de hoy y especialmente de los que están por venir en los próximos 30 años, no tiene nada que ver con la de los mayores que nos precedieron. Afortunadamente ahora llegamos a la década de los 60, 70 u 80 en mejores condiciones físicas e intelectuales y más libres de obligaciones (ya no hay hijos que educar ni hipotecas que pagar) lo que significa que llegados a esa edad estamos en condiciones de vivir una vida muy satisfactoria.

Pensemos por un momento en la típica planificación vital que comúnmente hacía (o incluso todavía hace) la mayoría de la gente: Terminar la educación escolar, aprender una profesión u oficio para ganarse la vida, casarse, tener hijos, conseguir un trabajo lo más estable posible y después de unos 30 años jubilarse.

Con matices y excepciones, más o menos la mayoría ha planeado su vida en esta línea recta. La jubilación parecía el punto final a una vida de lucha y esfuerzo y la anhelada recompensa, a la que con algo de suerte seguían unos pocos años de descanso, sin preocupaciones (pero también sin desafíos) durante los cuales la mayor expectativa podía ser ver llegar a los nietos y luego morir en paz.

Pero ahora resulta que los tiempos han cambiado. Llegada la edad de la jubilación, nos encontramos que somos adultos con una esperanza de vida tan grande que podríamos decir que todavía nos queda un tercio de la vida por delante. Un tercio! Eso, como yo lo veo, es un período más que importante.

Meditando sobre esto se me vino a la cabeza una vieja canción de Julio Iglesias, en la que decía “33 años, es media vida”. Cuánto se ha movido ya esa línea divisoria. La mayoría de nosotros podríamos vivir fácilmente 90 ó 100 años si nos cuidamos adecuadamente, hay quienes incluso dicen que llegaremos hasta los 120 ó 140. Una idea que a mí particularmente me emociona y me asusta al mismo tiempo.

Entonces la gran pregunta es: ¿estamos preparados para vivir de la mejor manera posible el último tercio de nuestra vida, ese que empieza justo cuando los planes de futuro parecen haber terminado? Si no lo estamos, es momento de empezar a planificarnos. No importa la edad actual que tengas, si te falta mucho o poco para entrar en el último tercio de tu vida o si ya estás de lleno en él. Has planes cuanto antes.

El desafío personal de la edad

Pero,  ¿cómo se prepara una persona para vivir tantos años? ¿Realmente es buena idea vivir tanto? ¿Cuántas cosas podemos empezar después de los 50, 60, 70 ó más?

En mi opinión vivir una vida larga es una excelente idea siempre que la llenemos de vida y no nos conformemos sólo con sobrevivir, para ello lo más importante es mantener la ilusión y la alegría de vivir hasta el último momento.

Prepararnos para una vida larga y plena implica:

Cuidar el cuerpo

La idea es intentar mantener el cuerpo lo más sano y fuerte posible para que conserve su energía el máximo tiempo. Hacer ejercicio físico de forma habitual, alimentarte de manera sana y dormir bien, son los aspectos fundamentales para conseguirlo.

Cuidar la mente

La mente hay que ejercitarla siempre para evitar su deterioro y una de las mejores formas de hacerlo es aprendiendo algo nuevo constantemente. Si mantienes el interés y te enfocas en aprender cosas por el placer de hacerlo, tu mente se mantendrá despierta, tu memoria mejorará y mantendrás tu cerebro sano hasta el final de tu larga vida.

Mantener una actitud positiva ante la vida

La alegría, el pensamiento positivo, la risa y el sentido del humor son factores que aumentan la felicidad y que hacen mucho más agradable el día a día. Afrontar la vida con optimismo conduce a una edad adulta mucho más sana y feliz.

Cultivar las relaciones personales

Uno de los mayores problemas de muchos adultos hoy en día es la soledad. Por infinidad de motivos se alejan de los antiguos amigos y no crean nuevas relaciones personales ni participan en la vida social, haciendo su mundo cada vez más pequeño. Sin embargo mantener una vida social activa y un círculo afectivo cercano y sólido, es fundamental para una vida más plena.

Conservar la ilusión

La vida es un regalo maravilloso y sobre todo una oportunidad, así que ser conscientes de eso en cada momento es fundamental. Llena tu vida de planes y proyectos, cosas por las que luchar, en las que involucrarte, objetivos que alcanzar, eso hará que quieras seguir vivo un día y otro día, hasta el final.

En resumen…

Lo más importante de todo esto es que tengas en cuenta que estamos hablando de prepararnos y nunca es demasiado pronto para empezar. Tener una vida adulta larga y plena es algo para lo que tenemos que trabajar con tiempo, con todo el tiempo que sea posible.

Si nos preparamos seremos capaces de conservar la ilusión y la alegría de vivir. Asumir nuestras posibilidades reales de tener una vida larga se convierte en una promesa maravillosa.  Así el último tercio de nuestra vida puede convertirse en la mejor parte.

>> Consulta más información sobre envejecimiento positivo

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