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Ser voluntario, una manera muy especial de ayudarte ayudando

Pensamiento positivo, Salud y Bienestar

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Seguramente pienses que eso de ser voluntario es admirable y que las personas que invierten parte de su tiempo ayudando a otros son muy generosas, y por supuesto tienes razón. Lo que no sé si has pensado es que el voluntariado es una manera muy especial de ayudarse a uno mismo.

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Una ayuda de ida y vuelta

Quienes regalan tiempo, conocimientos y disposición, suelen afirmar que es mucho más lo que reciben que lo que dan y aunque parezca difícil creer, es definitivamente así.

Está claro que la mayoría de quienes trabajan como voluntarios lo hacen porque quieren ayudar a otros, pero una vez que empiezan se niegan a dejarlo, y no porque sean muy generosos (que también), sino porque es mucho lo que ganan a cambio.

Si alguna vez has hecho algún tipo de voluntariado, por pequeño que haya sido, sabes bien que es verdad. Si todavía no has tenido la oportunidad de probar, sólo tienes que recordar la satisfacción tan grande que sentiste cuando ayudaste a alguien que lo necesitaba, regalándole tu tiempo o tus conocimientos. Seguro que te sentiste muy bien. Pues ser voluntario hace sentir eso pero multiplicado!

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¿Por qué ser voluntario es más importante según nos hacemos mayores?

Es innegable que cada día son más los jóvenes que se animan a convertirse en voluntarios, ya sea en sus comunidades o haciendo viajes solidarios para colaborar con causas en las que creen. Pero lo que es menos frecuente es que abunde el voluntariado de personas mayores.

Sin embargo, es justo a partir de los 50 años cuando el trabajo voluntario puede cobrar mayor importancia para las personas que lo realizan y, aún más, llegada la jubilación.

Como sabemos, tenemos la suerte de vivir en una época maravillosa, en la que nuestra esperanza de vida prácticamente se ha duplicado y lo mejor es que podemos llegar a una edad avanzada en bastantes buenas condiciones.

El problema es que las sociedades no se han adaptado todavía del todo a ese cambio y casi no existen opciones de vida útil y activa para las personas después de la jubilación.

Y aunque pensemos en la jubilación como ese momento maravilloso en el que nos libramos de obligaciones, de horarios y de estrés, la verdad es que pasada la euforia de libertad de los primeros días, si no encontramos algo en qué ocupar nuestro tiempo de manera que nos sintamos útiles, la jubilación puede significar el inicio de un largo camino de enfermedad, soledad y depresión.

Es necesario planificar nuestra vida adulta con antelación y especialmente saber qué queremos hacer con todo ese tiempo libre que llegará. Colaborar con alguna organización que ofrezca alternativas de voluntariado para personas mayores, puede ser una idea fantástica.  Pocas cosas ayudan a vivir más, más sanos y más felices que el trabajo voluntario.

Un voluntario mayor tiene mucho que aportar

En la actualidad, llegamos en excelentes condiciones, físicas y mentales, a la edad en que se supone debemos de retirarnos de la vida laboral y dejar hueco para los más jóvenes. Sin embargo, es en ese momento cuando más tenemos para aportar.

La experiencia de los años trabajando y los aprendizajes vitales que hemos adquirido con la madurez, tienen un valor incalculable y muchos estarían encantados de beneficiarse de ellos. Existen cientos de organizaciones que desarrollan trabajos increíbles en muchos ámbitos distintos y que estarían dispuestas a recibir nuestro granito de arena con los brazos abiertos.

Por otro lado, el trabajo voluntario puede ser la oportunidad perfecta para hacer cosas que nos gustan y a las que no habíamos tenido ocasión de dedicarnos. Aunque lo más conocido es el voluntariado que se desarrolla en favor de personas necesitadas, existen muchos otros ámbitos donde el apoyo es necesario y que pueden coincidir perfectamente con nuestros intereses, experiencia o capacidades.

Además del voluntariado social y humanitario, existen muchos otros tipos de voluntariado, como por ejemplo los que están centrados en el medio ambiente, en la salud, en la compañía y entretenimiento de personas enfermas (niños o ancianos) o en el trabajo en espacios culturales, como los museos.

En países como Estados Unidos, por ejemplo, es muy frecuente que las personas que orientan a los visitantes en los museos sean voluntarios de la tercera edad. Es maravilloso ver cómo esas personas disfrutan de ese trabajo, se sienten útiles y tienen la posibilidad de compartir sus conocimientos.

Beneficios del voluntariado para mayores

Para cualquier persona, ser voluntario es ya de por si una actividad muy gratificante. El dar sin esperar recibir nada a cambio siempre nos produce una sensación de bienestar y el cariño y agradecimiento de los demás se convierte en la mayor motivación.

Pero además, el hacer alguna labor de voluntariado cuando somos adultos, especialmente adultos mayores, es una excelente manera de ayudarnos a nosotros mismos, porque al mismo tiempo que damos, ganamos una serie de beneficios físicos y mentales muy importantes:

– Mayor actividad física: Ser voluntario significa comprometerte con una causa o trabajo determinado, lo que te mantendrá en acción. Acción implica movimiento y el movimiento es fundamental para mantener el cuerpo en forma. Y esa salud no sólo la notarás en los músculos y huesos, sino que también se traduce en menores riesgos de hipertensión, colesterol alto o diabetes tipo 2.

– Mejor salud mental: Trabajar por el bienestar de otros y concentrarte en un trabajo que puede ser nuevo para ti, es una excelente forma de prevenir problemas de memoria o degeneración cognitiva. Mantener la mente ocupada y concentrada (por sencilla que sea la labor a realizar) es el mejor ejercicio mental que puedes hacer.

– Mayor sociabilización: Según nos vamos haciendo mayores, nos cuesta más hacer nuevas amistades, pero al ser voluntario tendrás la oportunidad de conocer gente que comparte tus mismos intereses y entablar amistad será mucho más fácil. Uno de los mayores problemas actuales del envejecimiento es el aislamiento y la soledad, así que decidirte a realizar un trabajo voluntario te obligará a salir de casa y relacionarte con otras personas, evitando que surjan problemas de depresión y tristeza.

– Mejor actitud ante la vida y más optimismo: Ser voluntario cambiará la óptica con que ves tu mundo. Verás que hay personas más necesitadas que tú y eso te ayudará a dar gracias por lo que tienes. Si tienes algo que dar a otros (ya sea tiempo, conocimiento o afecto), eres afortunado y el voluntariado te hará tomar consciencia de ello.

– Mayor autoestima y confianza: Si haces algo por otros o en favor de una causa en la que crees, entonces te sentirás valioso. No estás haciendo algo porque te pagan por ello, lo haces porque quieres hacerlo y estarás dispuesto a dar lo mejor de ti, lo que te hará sentir orgulloso.

– Una vida más larga y mejor: Los estudios han descubierto que las personas que trabajan como voluntarias tienen una esperanza de vida más larga y llegan al final de sus días con una mejor calidad de vida. El voluntariado ayuda a disminuir enfermedades del corazón, del cerebro y hasta el dolor crónico, así que si tienes algún problema de salud, razón de más para empezar.

Además, unirte a algún programa de voluntariado, del tipo que más te guste o interese, puede ser muy divertido y abrir tu mundo a nuevas posibilidades.

¿Cómo ser voluntario?

No importa la edad que tengas, si eres un adulto joven o si estás de lleno en la tercera edad. Tampoco importa si tienes experiencia, para ser voluntario lo único que cuenta es tener ganas.

Y no tienes que esperar a jubilarte para empezar. Si ya estás jubilado, adelante, esta puede ser una maravillosa motivación en tu vida y regalarte el “¿por qué?” que necesitabas. Pero si todavía estás activo, laboralmente hablando, quizá puedas encontrar un tiempo para hacer algo que aporte algo diferente a tu vida y te saque de la rutina.

Empezar a ser voluntario es mucho más fácil de lo que imaginas. Existen muchos programas de voluntariado, fáciles de encontrar en la web, y que agradecerán el poco o mucho tiempo que puedas regalarles. Recuerda que las manos nunca sobran y que además de ayudar a otros estarás haciendo algo muy bueno por ti.

Identifica una labor que te interese, ya sea trabajando con otras personas, en instituciones culturales, enseñando algo que sepas hacer, cuidando el medio ambiente o de los animales, las opciones son muchas. Luego ponte en contacto con las ONGs u organismos que trabajen en ese ámbito y diles lo que podrías aportar. Con toda seguridad estarán encantados de recibirte.

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